Rembrandt, por Korda y Laughton

Rembrandt, por Korda y Laughton 9
Alexander Korda, el director y productor húngaro, es conocido sobre todo por la película La vida privada de Enrique VIII y por Lady Hamilton. Se ve que le gustaban los temas históricos y por eso en 1936 rueda este film sobre la vida de Rembrandt van Rijn, centrándose en los últimos años, del gran pintor holandés.

Con un esmeradísimo vestuario y una escenografía llena de detalles, una soberbia puesta en escena ya desde el comienzo del film, nos cuenta con parsimonia una historia de desprecio hacia los honores y los bienes materiales, de preocupación por el paso del tiempo y por la llegada de la muerte -la fugacidad de la vida- una historia que es un canto de amor y respeto a las mujeres, visto a través de las dos esposas que tuvo el pintor de Leiden. De hecho, al principio, escuchamos un hermoso discurso del protagonista acerca del amor a las mujeres que deja pasmado al espectador; un discurso fotografiado con maestría por el realizador, que va pasando por los rostros asombrados -extasiados- de los oyentes. No me resisto a transcribirlo: «Una vez tuvo una visión. Una criatura medio niña, medio mujer, medio ángel, medio amante, pasó rozándole… y de repente él supo que cuando una mujer se entrega a un hombre es que posee a todas las mujeres. Mujeres de todas las edades, clases y razas, y más que eso: la luna, las estrellas, y todos los milagros y las leyendas. Son tuyas las muchachas de piel morena que inflaman tus sentidos con sus juegos. Las serenas mujeres de cabello amarillo que te tientan y se escapan… las dóciles que te sirven, las sutiles que te atormentan. Las madres que te engendraron y te amamantaron; todas las mujeres que Dios creó de la prolífica fecundidad de la tierra, son tuyas… en el amor de una sola. Echa suavemente un manto de púrpura sobre sus hombros y se convierte en la reina de Saba. Apoya ciegamente tu despeinada cabeza sobre su pecho y ella es Dalila esperando sojuzgarte. Quítale sus adornos, despoja su cuerpo hasta el último velo, y ella es la casta Susana cubriendo su desnudez con manos temblorosas. Contémplala igual que contemplarías a mil mujeres extrañas, pero no la llames -nunca- tuya, porque sus secretos son inagotables y nunca llegarás a conocerlos todos. Llámala por un solo nombre. Yo la llamo Saskia». Si a esto añadimos la interpretación de Charles Laughton y la excelente voz del actor de doblaje en español pues…

Ya dije que la película discurre a un ritmo lento, pero eso no importa si encima el metraje no es muy largo, pues apenas si dura hora y media. Además, en este caso, los planos largos nos permiten disfrutar de un buen actor, uno de los mejores sin duda. Ya sabemos que los directores siempre esconden a los malos actores con planos brevísimos montados vertiginosamente… en este film, por supuesto, resulta totalmente innecesario. Hace bien poco comentaba La posada de Jamaica en donde también estaba Laughton. Se rodaron con una diferencia de dos años pero son muy distintas. En la de Hitchcock, la trama, los actores secundarios afinan muy bien y acompañan al actor creando una sinfonía a varias voces, aunque siempre se nota que el solista es él. En Rembrandt, sin embargo, por el propio guión, todo está al servicio del pintor, de su biografía, por lo que semeja más un concierto para solista y orquesta: Charles Laughton y el resto del reparto.

La mujer de Laughton, Elsa Lanchester, también participa en el film en el papel de la segunda esposa del pintor holandés. Los aficionados al cine la recordarán por haber dado vida a la novia de Frankenstein, lo cual no deja de tener cierta gracia, vamos, si le damos al hecho una exégesis simbólica y algo retorcidilla… yo es que soy así qué le vamos a hacer… cosas mías…

Rembrandt, por Korda y Laughton 10

El cuadro La ronda de noche (1640-1642) su presentación, funciona como una bisagra en la película, al igual que lo hiciera en la vida del pintor. A partir de ese momento, de ese cuadro, dejó de pintar para los demás y empezó a pintar para sí mismo. El minucioso ordenado desorden de la composición sorprendió a propios y extraños y fue muy criticado entonces; de hecho, no gustó a los guardias que salen en él cuadro y que habían pagado por estar ahí. Sin embargo, ironías de la vida, en la actualidad es uno de los cuadros más apreciados en Holanda, precisamente porque representa como ninguno el espíritu de libertad de un país que acababa de liberarse del yugo de otro; por cierto, estoy hablando de España. Este cuadro inspiró además una obra de Mahler e incluso una canción de King Crimson en los años setenta: The Night Watch. La escena de las protestas de los retratados y la respuesta de Rembrandt está muy bien contada en el film. Las risas de las mujeres, las caras de asombro, la incomprensión de los soldados que no se ven en actitud distinguida o la severa censura moral de Rembrandt a la soldadesca.  

Rembrandt, por Korda y Laughton 11

Al acabar el largometraje, un Laughton caracterizado con bastante torpeza como viejo, deja claro que si parece anciano no es por el maquillaje, es por puro dominio del oficio de actor, por su saber hacer.

Scroll al inicio